Cuidado del Paciente Neurológico

Mantener la medicación en un lugar fresco, limpio y rotulado. Lavarse las manos antes de manipularla. En una libreta, cuaderno u hoja anotar siempre claramente los nombres de los medicamentos, registrar si fue o no administrado, las reacciones que presente.

Leer cuidadosamente en las indicaciones médicas la dosis, la vía, la hora a la que se le debe suministrar el medicamento, poner una alarma o recordatorio para no olvidar los horarios. Mantenerse siempre en contacto con los miembros del equipo de salud.

Se respetará estrictamente la dieta indicada, evitando alteraciones del aparato digestivo como diarrea, estreñimiento, inapetencia. Tener mucha paciencia para ayudar al enfermo de acuerdo a la capacidad de deglución, al deseo de comer, procurando que la dieta sea nutritiva, fresca, bien presentada, con aseo, en una vajilla atractiva, en el horario habitual, con un entorno agradable. La ayuda servirá para evitar complicaciones como derrames, atrancamientos, aspiraciones, desperdicios y desnutrición.

Uno de los aspectos más importantes a cuidar para elevar el autoestima del enfermo, es mejorar la imagen, evitar ulceraciones, irritaciones, infecciones, malos olores, depresión. El baño diario, cuidado de la piel, lavado de manos, cabello, uñas de manos y pies.

El aseo de los genitales luego de usar el baño y realizar las duchas perineales las veces que sean necesarias si el caso lo amerita. Utilizar agua tibia, jabones suaves, cremas y aceites sin muchos químicos, evitar olores fuertes, colocar ropa cómoda, fácil de cambiar, limpia, confortable sin muchas amarras, cierres o botones. Los zapatos deben ser cómodos, suaves, que le permitan colocarse y sacarlos con facilidad.

El aseo contempla además su espacio físico y entorno, la habitación, la cama, la casa. Debe percibir el aire puro, los rayos solares, evitando las corrientes de aire y el cuidado de la temperatura de acuerdo a las instrucciones médicas.

Cuando se encuentra encamado de forma temporal o permanente, pierde su autonomía y requiere ayuda para realizar las actividades que normalmente las hacía solo. El reposo tiene muchos riesgos ya que gran parte de las funciones vitales precisan de movimiento para hacerlas satisfactoriamente, por lo que el apoyo físico, el ejercicio pasivo, ayudan a prevenir el anquilosamiento, las limitaciones de funcionalidad, el control y la disciplina para cumplir con los planes de recuperación y rehabilitación.

Las enfermedades neurológicas evidencian una mayor repercusión en expresarse o se manifiestan con lentitud o baja tonalidad. Por lo que, el neurocirujano o neurólogo no deberá utilizar términos médicos difíciles de entender para el resto de la población, de tal manera que se pueda establecer una mejor relación médico-paciente, el rol de la enfermera o cuidador será explicar detenidamente lo dicho por el médico si el caso lo amerita.

El paciente necesita ser comprendido, escuchado y el equipo de salud ajustarse a una terminología con palabras sencillas, fácilmente entendibles por el paciente, y estar exentas de términos médicos que preocupan al paciente y familia. La comunicación es el elemento básico para el cumplimiento de los respectivos roles y fortalece la pronta recuperación.

En el domicilio el paciente y sus familiares buscarán el confort de su hogar, la vivienda deberá contar con cama de movimientos, rampas que facilite la deambulación de sillas de ruedas, espacios libres de muebles, facilidad para uso de andadores, muletas, pisos antideslizantes, las seguridades serán de fácil acceso para los familiares evitando el encierro, sin alfombras, barandas de sujeción en los baños, sujetadores de cabeza, cintura y cuello, teléfonos inalámbricos, mantener alejados del enfermo: substancias tóxicas o venenosas, objetos punzo cortantes, procurar viviendas horizontales (sin gradas).

Asesorar al paciente si es posible por su estado de conciencia y a los miembros de su familia que el apoyo emocional es importante para evitar las depresiones en el pensamiento de su futuro, el dinero, problemas familiares, la soledad, especialmente si la patología es crónica y progresiva.

El abandono del paciente a su suerte acelera el proceso de deterioro, mientras que la insistencia en el aprendizaje de nuevas tareas, dentro de la capacidad real de la persona afectada, facilita la convivencia, el desenvolvimiento del paciente en el medio y disminuye la sensación de inutilidad.

Para todos los pacientes con una enfermedad neurológica crónica es esencial mantener una buena relación con el neurocirujano – neurólogo, enfermera, terapeuta, nutricionista, psicólogo, geriatra si lo amerita, para recibir un cuidado integral. La labor de coordinación del equipo que atiende a los pacientes en su domicilio debe recaer en la enfermera, ya que las personas limitadas requieren básicamente cuidados de enfermería y es la enfermera la que está más cerca al paciente y a su familia.

Coordinación e integración del cuidado, pensando en todos los patrones funcionales y cuestionando si es la atención médica y física suficiente para la recuperación o para evitar el deterioro.