Hablamos de parálisis facial cuando el nervio facial deja de funcionar y no se puede mover un lado de la cara.
Puede producirse por infecciones del nervio, especialmente por herpes virus, sin embargo hay una gran variedad de virus y bacterias que pueden dar esta lesión, los procesos inflamatorios cercanos al nervio como la mastoiditis o la otitis media (infección del oído medio), otras causas pueden ser: trauma, tumores del nervio facial, enfermedades degenerativas, infartos o sangrados de las arterias y venas del cerebro en relación con las vías del nervio facial, otros tumores intra y extracraneales que produzcan compresión del nervio.
Existe sin embargo un gran número de parálisis facial que pueden ser idiopáticos es decir que no se logra identificar su causa.
Dado que el nervio facial inerva todos los músculos de la cara y el músculo superficial del cuello (Platisma), su lesión afecta el movimiento de toda la cara: no puede fruncir la frente ni el ceño, no puede cerrar los párpados, al sonreír la boca se desvía hacia el lado contrario de la parálisis, el cuello tampoco puede arrugarse del lado de la lesión. Otras manifestaciones son la pérdida y/o alteración de los sabores en la mitad de la lengua y la potenciación de la audición en el oído del lado de la parálisis. Cuando la lesión afecta en forma completa como acabamos de describir hablamos de parálisis facial periférica por cuanto afecta solo al nervio facial. Cuando se afecta sólo parcialmente en la mitad inferior de la cara preservándose la frente hablamos de parálisis facial central y es más grave porque indica afectación de los centros de mando del nervio facial en el cerebro.
Su diagnóstico requiere de tres parámetros: 1) el diagnóstico clínico, 2) el diagnóstico neurofisiológico, y 3) el diagnóstico de imagen.
El diagnóstico clínico se basa en la correcta interpretación de los síntomas y los signos que el paciente informa al médico y constituye el 80% del diagnóstico, los cuales han sido ya descritos en el título anterior.
El diagnóstico neurofisiológico es la comprobación de los síntomas y los signos observados durante el diagnóstico clínico mediante exámenes como la electromiografía y la velocidad de conducción que nos permiten observar si hay o no lesiones de los nervios y cuál es su magnitud a través de gráficos y medidas matemáticas precisas que virtualmente nos permiten ver los nervios.
Finalmente están los estudios de imagen como la resonancia magnética y la tomografía que nos permiten obtener una imagen anatómica de las lesiones, sin embargo estas imágenes no son la última palabra y adquieren importancia solo al correlacionarlas con los hallazgos clínicos y electromiográficos (además de otras pruebas neurofisiológicas).
En determinadas enfermedades como la sospecha de virus están indicadas otras pruebas de laboratorio clínico a través de exámenes de sangre.
Habitualmente sí, al controlar el factor que está lesionando al nervio este puede cicatrizar lentamente, en promedio de 3 a 6 semanas, sin embargo si no es posible controlar la causa de la lesión del nervio (por ej. lesiones traumáticas), esta puede tornarse permanente.
Su tratamiento se fundamenta en la rehabilitación motora, lubricación ocular, antiinflamatorios. Esto resuelve el 99% de las parálisis faciales.
En determinados casos la cirugía es una alternativa posible y consiste en anastomosar (unir) al nervio facial dañado con el nervio facial del lado opuesto o con nervios vecinos mediante técnicas microquirúrgicas.
Hay que considerar los riesgos inherentes al tratamiento y al no tratamiento:
Entre los riesgos del tratamiento tenemos la posibilidad de desarrollo de enfermedad úlcero péptica (por ej. gastritis) por el uso prolongado de corticoides. Durante la rehabilitación un estímulo prolongado puede producir tics musculares y una estimulación pobre permitiría que quede una lesión residual.
Entre los riesgos de no tratamiento tenemos:
Consiste en anastomosar (unir) al nervio facial dañado con el nervio facial del lado opuesto o con nervios vecinos mediante técnicas microquirúrgicas y control neurofisiológico transoperatorio (ver monitoreo transoperatorio) seguido de rehabilitación durante el postoperatorio.
Mitos |
Realidades |
Si una persona sale de una habitación caliente al frío “se le tuerce la cara” |
El lenguaje popular identifica la parálisis facial con el concepto de “se le tuerce la cara”. Sin embargo el solo cambio de temperatura difícilmente provoca lesión del nervio, éste se sucede cuando por diversos factores físicos (cambios de temperatura), ambientales, estrés o similares permiten el desarrollo de gérmenes y virus oportunistas como el Herpes que en realidad son la etiología más frecuente. |
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