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¿Te ha pasado que a veces te tiembla un ojo? Si es así, sabes que es muy molesto, sobretodo porque no lo puedes controlar. Bueno, imagínate lo que viven las personas que sufren de espasmo hemifacial: un trastorno del sistema nervioso en el cual los músculos de todo un lado de la cara se mueven de forma involuntaria, a manera de contracciones.

De acuerdo al Instituto Nacional del Cáncer (NIH), un espasmo es una “contracción súbita de un músculo o grupo de músculos”. Las personas tenemos unos 650 músculos, que constituyen cerca de la mitad de nuestro peso. Solo en la cara, tenemos unas 60 estructuras musculares. De ellas, usamos más o menos 40 para fruncir el ceño. Estos músculos están compuestos de fibras, tejidos y nervios. Lo que sucede en un espasmo es que cuando se estimula o se daña uno de estos nervios, puede provocar una contracción involuntaria del tejido muscular al que está asociado.

¿Cuál es la causa?
La causa más común suele ser un vaso sanguíneo o arteria que toca o roza un nervio facial; pero, también puede deberse a una lesión de los nervios faciales e inclusive a un tumor. En algunos casos, no hay una causa conocida. Por este motivo es de suma importancia acudir donde un neurocirujano, si se sospecha que se tiene este trastorno.

¿Cuáles son los síntomas?
Pero ¿cómo reconocerlo? Esto sucede solo en un lado de la cara y, con frecuencia, las contracciones comienzan en el párpado y se extienden hacia otras zonas, como son la boca y la mejilla.

En un inicio estas contracciones suelen ocurrir de vez en cuando. Sin embargo, con el paso del tiempo, pueden volverse casi continuas, cuando el trastorno está en estado avanzado. Estas contracciones no suelen ser dolorosas, pero sí muy molestas para quien las sufre, provocando inclusive daños a nivel sicológico y emocional, debido a la dificultad que produce para relacionarse socialmente y porque quienes lo padecen suelen sentir vergüenza. En algunas profesiones que se necesitan actividades motoras finas, éstas se imposibilitan pues cada vez que ocurre un espasmo pierden el campo visual y eso no permite completar la tarea, imaginemos lo que podría suceder si esto le pasa a un relojero o a un cirujano!. Hay personas que, por desconocimiento, llegan incluso a confundirlo con convulsiones o epilepsia.

Datos sobre el Espasmo Hemifacial
Se sabe que este trastorno existe desde hace mucho tiempo, pues existen esculturas de la Antigua Roma que plasman justamente lo que sucede en un espasmo hemifacial, aunque en ese entonces seguramente no conocían de qué se trataba.

Según datos del Mayo Clinic, el primer caso descrito de un espasmo hemifacial data de 1875, en el que un Dr. Shultze relata el caso de una mujer de 56 años que sufría este trastorno. En la autopsia se descubrió que lo que lo provocaba era un aneurisma gigante de la arteria vertebral que comprimía el nervio facial.

De acuerdo a la información disponible, la prevalencia del espasmo hemifacial es de 9,8 por cada 100 000 habitantes, siendo más común en las mujeres que en los hombres, en un ratio de 3 a 1. Por lo general, son mujeres de mediana edad o mayores. En la mayoría de estudios realizados se señala, además, que predomina la aparición del espasmo hemifacial en el lado izquierdo de la cara.

¿Cuáles son las alternativas de tratamiento?
Dependiendo del caso, el tratamiento va desde lo menos invasivo, con medicamentos por vía oral, pasando por inyectables, y finalmente con un procedimiento quirúrgico: la cirugía descompresiva del nervio facial.

En el tratamiento con medicinas orales se usa anticonvulsivantes y relajantes musculares. Sin embargo, son pocos los casos en los que los pacientes responden favorablemente a esta terapia y por lo general son aquellos que tienen síntomas muy leves.

De acuerdo a la información disponible, la prevalencia del espasmo hemifacial es de 9,8 por cada 100 000 habitantes, siendo más común en las mujeres que en los hombres, en un ratio de 3 a 1. Por lo general, son mujeres de mediana edad o mayores. En la mayoría de estudios realizados se señala, además, que predomina la aparición del espasmo hemifacial en el lado izquierdo de la cara.

¿Cuáles son las alternativas de tratamiento?
Dependiendo del caso, el tratamiento va desde lo menos invasivo, con medicamentos por vía oral, pasando por inyectables, y finalmente con un procedimiento quirúrgico: la cirugía descompresiva del nervio facial.

En el tratamiento con medicinas orales se usa anticonvulsivantes y relajantes musculares. Sin embargo, son pocos los casos en los que los pacientes responden favorablemente a esta terapia y por lo general son aquellos que tienen síntomas muy leves.

Los pacientes que no responden a esta terapia pasan a la inyección de toxina botulínica, más conocida por uno de sus nombres comerciales como Bótox®, que se inyecta de manera local en los músculos faciales. Lo que hace es generar una especie de parálisis, producida por el propio medicamento, que dura entre 2 y 3 meses.

Después de los cuales debería volverse a realizar el procedimiento. Por eso, la principal desventaja de este tratamiento es que eventualmente el uso crónico de la toxina botulínica produce atrofia en los músculos de la cara y con eso una dismetría facial, es decir, un lado de la cara se verá con más tono y más ancho que el otro. Además si consideramos que es una toxina producida por una bacteria, hay otros efectos colaterales a largo plazo a considerar.

Si tomamos en cuenta las terapias previamente descritas, no es difícil concluir que no son la mejor opción. La solución definitiva para quienes sufren de espasmo hemifacial, en la mayor parte de los casos es la cirugía descompresiva microvascular del nervio facial. Este proceso quirúrgico es eficaz, seguro y cuenta con buenos resultados a largo plazo. En gran parte de los casos el procedimiento es efectivo de manera inmediata, en una menor parte los resultados son evidentes en dos a tres semanas. Son muy raros los casos en los que el procedimiento no es efectivo y es necesario volver a intervenir en 6 o 12 meses.

¿Cómo es la cirugía descompresiva del nervio facial?
Se inicia con un incisión de 2,5 cm detrás de la oreja, del lado de la cara afectado. Creemos en las técnicas y tecnología de neurocirugía avanzada, que convierten a este procedimiento en una cirugía 360º mínimamente invasiva. Esta tecnología, con la que ya se cuenta en Quito- Ecuador, nos permite conseguir los mejores resultados posibles.

La posición del paciente es recostado de lado, con un bulto bajo el hombro y la cabeza rotada hacia el lado contrario. De esa manera, la gravedad desplaza al cerebro y ayuda a crear el campo quirúrgico adecuado, es decir el espacio necesario para maniobrar los micro instrumentos reduciendo al máximo la retracción al cerebro y consecuentemente minimizando el daño al mismo. Con el uso de la visión endoscópica se moviliza la arteria que comprime al nervio y se colocan unos parches aislantes de teflón entre las dos estructuras. Estos parches son compatibles con el organismo y no se absorben. El resultado es que se genera un espacio entre la arteria y el nervio, que lo descomprime liberándolo del impacto del latido de la arteria, con lo que se resuelve la causa de la irritación nerviosa que producía los espasmos.

El uso del neuroendoscopio optimiza la visualización del campo quirúrgico, posicionándose en ventaja sobre la cirugía microscópica convencional. Este método minimiza los riesgos de retracción del cerebro y disección extensa, que a menudo se requiere para la exposición microscópica.

En el abordaje, es decir, por donde ingresamos para realizar la cirugía, el uso del neuronavegador marca un gran beneficio al permitir una aproximación precisa al punto de lesión, evitando topar estructuras aledañas que deben preservarse.

Finalmente, se consolida la cirugía con el uso del monitoreo neurofisiológico transoperatorio que, durante todo el procedimiento, monitoreará la actividad del nervio facial, así como de los nervios cercanos, para asegurar que no se afecte su funcionamiento y alertar al equipo médico si es que se está muy cerca de alguna estructura aledaña. Esto se hace con el uso de la electromiografía continua de los nervios facial y craneales; para monitorear al nervio auditivo-vestibular, se usa potenciales evocados auditivos transoperatorios; y, para vigilar la preservación del tronco cerebral, se usa potenciales evocados motores y somatosensoriales (referente a los centros de recepción y proceso, cuya función es producir modalidades de estímulo tales como el tacto, la temperatura, la propiocepción y la percepción de los nocivo) para la vía sensitiva.

El manejo conjunto de estas tecnologías, con los adelantos en la técnica quirúrgica, consiguen hacer a esta cirugía más efectiva y segura; imponiéndose sobre los otros tratamientos para el espasmo hemifacial, al ser la única con carácter curativo y no solo paliativo de los síntomas.

Sobre este trastorno y su solución quirúrgica y muchos más que abarcan la neurocirugía, hablamos en nuestro próximo libro “Neurocirugía para pacientes” que estará disponible al público en las próximas semanas. Estaremos compartiendo las novedades sobre esta publicación en nuestro Instagram @neurocirugiadrlasso

Si quieren conocer más sobre esta cirugía, les invitamos también a mirar el video, aquí abajo, del episodio 9 del programa “Neuro al aire” en el que el Dr. Juan Francisco Lasso, neurocirujano, explica este tema.

Cuéntanos ¿sabías que en Quito- Ecuador se realizan este tipo de cirugías para tratar este tipo de trastornos? ¿Qué más quisieras saber sobre la la neurocirugía de avanzada? Escríbenos en comentarios o a través de nuestras redes sociales.

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Créditos

Redacción: María José Lasso – Periodista.

Dirección: Dr. Juan Francisco Lasso – Neurocirujano.

Artes visuales: REACT – Estudio creativo ( Ver más AQUÍ).

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